Sustainable and accesible fashion

Moda sostenible y accesible

Estoy sentada en un Starbucks de la 6th Ave, Manhattan, escribo esta columna mirando a la 22 con un café con leche que he comprado por $5. El dato del precio del café con leche que estoy tomando es importante para comprender lo que viene más adelante.

En este momento, y mucho más allá de mi currículum, me siento como una estudiante extranjera más en la Gran Manzana, una estudiante extranjera y latina (doble match) que ha debido investigar exhaustivamente datos locales y consultar fuentes para elaborar un ensayo final de especialización en Moda Ética. Parte de ese ensayo se resume de un modo mucho más accesible y fluido en esta columna, para la que debo anticipar un inicio cruel y un desenlace educativo y por qué no, esperanzador.

 

Sustainable and accessible fashion

I am sat writing this column from Starbucks on 6th Ave. Manhattan, looking at the 22nd Ave. with a latte that I bought myself for $5. The reason I’ve brought up the exact price of this coffee I’m drinking is important in order to understand to what is to follow.

At this moment in time, I feel like just another foreign student in the Big Apple, not just any foreign student but a Latino one (double whammy) who has just relentlessly undertaken a research task investigating local data and consulting innumerable sources in order to prepare a final report specialising in Ethical Fashion. Part of that report will be summarised in a much more accessible and fluid way in this column, to which I should forewarn a cruel start with an educational albeit encouraging outcome.

Empecemos

Telas orgánicas. Tintes naturales. Procesos productivos optimizados. Salarios justos. Los consumidores conscientes lo quieren, pero ¿es sostenible para las billeteras de todos? La verdad puede doler.

Colectivamente, los consumidores han comenzado a interesarse en lo que sucede en el “detrás de escena” de la producción de una prenda. Les preocupan las condiciones de los trabajadores y los impactos ambientales,  las encuestas muestran que más del 80% de los consumidores están listos para iniciar una nueva era de sostenibilidad apoyando a marcas transparentes, éticas y ecológicas. Sin embargo, cuando llega el momento de poner nuestro dinero donde está nuestra moral, la verdad es que apoyar a las marcas de moda sostenible se convierte en una división de clases.

La ética incluye un precio más alto que se opone al sistema instalado de moda rápida al que tantos consumidores han accedido durante décadas.

En esta nueva era de “colecciones conscientes” con precios similares a los de las prendas de lujo, ¿Cómo podría un/una fashionista de presupuesto reducido “ser sostenible”?

Let’s begin

Organic fabrics. Natural dyes. Optimised production processes. Fair wages. That is what conscious consumers are after. But is it sustainable for everyone’s wallets? Sometimes, the truth can hurt.

Collectively, consumers have begun to take an interest in what is going on “behind the scenes” of the manufacturing of a piece of clothing. They are worried about working conditions and environmental impacts, and surveys show that more than 80% of consumers are prepared to start a new sustainability era, supporting brands that are transparent, ethical and ecological.  However, when the moment finally arrives to put our money where our morals are, we are revealed with the hard truth that supporting sustainable fashion results in a class-divided society.

Ethical fashion means higher prices, which opposes the system we have in place for fast fashion that so many consumers have been using for decades.

In this new era of “conscious collections” with prices similar to those of luxury garments, how could a budget-minded fashionista “be sustainable”?

¿Por qué las marcas ecológicas cuestan más?

Rachel Grant, CEO de la marca unisex ecológica Bad Decision Adventure Club con sede en Los Ángeles, California, explica por qué el uso de materiales sostenibles termina costando más: “La razón por la que puede ser tan costoso es porque se necesitan cultivos orgánicos de bajo impacto para producirlos …Por lo general, se cultivan sin pesticidas ni fertilizantes sintéticos y no pueden modificarse genéticamente. Existen pautas federales muy estrictas para obtener la certificación orgánica, por lo que es más costoso fabricar telas orgánicas: estás pagando por el derecho a la moda consciente”. Su marca vende camisetas tipo musculosa por $95 y sudaderas por $105. Del mismo modo, Vetta Capsule, una marca de moda sostenible inspirada en cápsulas (pequeñas producciones), tiene todos sus artículos tejidos en una fábrica familiar en Nueva York, mientras que sus suéteres se tejen en una fábrica asociada en Los Ángeles. ¿El precio de una de sus camisetas de algodón Supima básicas? $49 esto es más de cuatro veces el precio de los artículos de estilo similar en Forever21 u otro gigante del retail. Comprar la camiseta de $49 significa apoyar el “hecho en Estados Unidos” y reducir la distancia (y las emisiones de CO2) que viaja un artículo, generalmente desde Asia, para llegar a nuestro armario.

Why are ecological brands more expensive?

Rachel Grant, CEO of eco unisex brand Bad Decision Adventure Club (@baddecisionadventureclub) with headquarters in LA California, explains why the use of sustainable materials ends up costing more money: “The reason why it can be so expensive is because low-impact, organic farming is needed to produce them… generally, the materials are cultivated without pesticides or synthetic fertilisers and cannot be genetically modified. There are very strict federal rules in place in order to become organically certified, which is why it is more costly to produce organic fabrics: you are paying for the right to conscious fashion”. Her brand sells sleeveless T-shirts for $95 and sweaters for $105. In the same way, Vetta Capsule (@vettacapsule), a sustainable clothing brand inspired by capsules (small productions), whose clothes are knitted in a family-run factory in New York, and sweaters in an associated factory in LA. The price of one Supima basic cotton shirt? $49. This is more than four times the price of items of a similar style found in Forever21 or any other massive retailer. Buying the $49 shirt means supporting “made in USA” and reduces the distance (as well as CO2 emissions) that clothes travel, generally from Asia, in order to arrive to our wardrobes.

Divisiones y uniones

Para toda su producción digamos, poco ética, las marcas de moda rápida hacen que la moda sea accesible para las masas. De esta manera, fusionan la división entre clases. Punto a favor. Hoy, una duquesa puede usar el mismo vestido que su asistente. Cuando Meghan Markle apareció con el vestido de punto fino y viscosa suave color marfil de $35 de H&M durante una visita a una organización benéfica de bienestar animal, ofreció a las mujeres de todo el mundo la oportunidad de vestirse como ella. Alternativamente, su vestido “Millie”de Staud que usó durante su gira africana estaba hecho de nylon reciclado y con un precio de $325 que la mujer estadounidense promedio no podría pagar.

Divisions and unions

In spite of their unethical production, fast fashion brands make fashion accessible for the masses. In this way, class divisions are fused together. Point in favour. Today, a duchess might wear the same dress as her assistant. As Megan Markle showed up in an ivory fine-knit viscose dress costing $35 from H&M during a visit to an animal-welfare organization, she gave women everywhere the opportunity to dress like her. On the other hand, her “Millie” de Staud (@staud.clothing) dress worn on her African tour was made using recycled nylon at a cost of $325, which the average American woman would not be able to afford.

Moda sostenible con un presupuesto limitado

En 2018, la Oficina del Censo de EE. UU. Enumeró el ingreso promedio de los hogares en $63,000. En esa línea tiene sentido que el presupuesto promedio de ropa estadounidense sea de alrededor de $161 por mes.

Para un/una fashionista sostenible, ese es el precio promedio de un vestido de Reformation. Claro, esta marca ha construido su identidad alrededor de un menor desperdicio de agua, salarios justos y mejoras en el bienestar de los trabajadores, pero, comparémoslo con un vestido de $40 del minorista de moda rápida H&M o el gigante de la moda ultra barata, Forever21, donde los vestidos pueden caer tan bajo como el precio de un café con leche en Nueva York ($3.50 a $5). Con un presupuesto limitado, no siempre es sostenible vaciar la billetera en una prenda. Por otro lado, nunca está de más reiterar, que estamos pagando un alto precio por el consumo inconsciente.

Sustainable fashion on a limited budget

In 2018, the United States Census estimated the average household income at $63,000. In this case it would work out that the average monthly clothing budget would be around $161 each month.

For a sustainable fashionista, that is the average price of a dress from Reformation (@reformation). Indeed, this brand has built its identity around low water wastage, fair salaries and improvements in the wellbeing of its workers, but let’s compare that to a dress costing $40 from a fast fashion retailer like H&M or the king of ultra cheap clothing, Forever 21, where dress prices can fall as low as the price of a latte in New York (between $3.50 and $5). On a limited budget, it’s not always sustainable to empty your wallet every time you buy a piece of clothing. On the other hand, it doesn’t hurt to reiterate that we are simultaneously paying a high price for unconscious consumerism.

Transformación de armario

Según UN Environment, “La industria de la moda produce el 20% de las aguas residuales mundiales y el 10% de las emisiones globales de carbono”, dos problemas ambientales importantes que deben abordarse de manera inminente para preservar el futuro de nuestro planeta.

Los consumidores son cada vez más conscientes de los peligros del aumento de las temperaturas, los desechos plásticos en los océanos y las atroces condiciones de trabajo principalmente para mujeres en países del mal llamado “tercer mundo”.

Sin embargo, y ya de regreso a Chile, cuando los cambios en el estilo de vida tienen un fuerte impacto en nuestra billetera, ¿qué debe hacer un consumidor consciente si no es parte del quintil superior? La moda rápida se ha convertido en una historia de advertencias, ya que el chileno promedio compra alrededor de 25 prendas nuevas al año. Pero, no se aferra a ellas por mucho tiempo, y es sabido que después de unos pocos usos y desgastes, muchas de nuestras prendas terminan en vertederos.

Entoces, antes de decidir aceptar que nuestra ropa se pudra y siga emanando gases de efecto invernadero en miles de vertederos:

¿Por qué no hacemos nuestro mejor esfuerzo para reutilizar y reciclar nuestra ropa? Después de todo, el armario más sostenible es el que ya tenemos.

Alternativamente, si somos capaces de limitar la cantidad de ropa que compramos anualmente, invirtiendo en prendas duraderas y bien hechas en lugar de prendas de moda rápida que denotan rápidamente su uso, es posible que más de nosotros podamos comprar más artículos de calidad de marcas sostenibles, incluso si estamos limitados a un presupuesto más ajustado.

Wardrobe transformation

According to UN Environment, “the fashion industry produces 20 per cent of global wastewater and 10 per cent of global carbon emissions”, two important environmental problems that should be tackled imminently in order to save the future of our planet.

Consumers are becoming more and more conscious about the dangers of rising temperatures, plastic wastage in the oceans as well as atrocious working conditions, especially among women in so-called “third world” countries.

However, now upon returning to Chile, where lifestyle changes can have a strong impact on our wallets, what is a conscious consumer supposed to do if they are not part of the top quintile? Fast fashion has turned into a series of warnings, with the average Chilean now buying around 25 new pieces of clothing each year. However, they don’t cling onto them for very long, and it is well known that our clothes end up in landfills after few uses and minor wear.

So, before deciding to accept that our clothes rot and continue to emit greenhouse gases in thousands of landfill sites:

Why don’t we make more of an effort to reuse and recycle our clothes? After all, the most sustainable wardrobe is the one we already have.

Alternatively, if we are capable of limiting the quantity of clothing that we buy each year, investing in durable and well-made clothes instead of fast fashion that quickly show their use, it is possible that more of us can buy better quality clothing from sustainable brands, even when we are limited by a tight budget.

 

Reducción de armario

Al reducir nuestro armario de 30 vestidos de baja calidad de compañías de moda rápida a 4 vestidos producidos éticamente por marcas sostenibles, se vislumbra la posibilidad de acceso para el consumidor, el planeta y las mujeres que hacen nuestra ropa.

¿Cómo construir un armario sostenible con un presupuesto limitado?

Hay maneras de tener un estilo de vida sostenible (y guardar ropa) además de comprar ropa de marcas sostenibles. De hecho, cuanto menos consumimos, más sostenibles somos en realidad. Aquí hay 3 formas en que cada fashionista puede ser sostenible, sin importar su presupuesto.

Wardrobe reduction

By reducing our wardrobes of 30 low quality fast fashion dresses to just 4 that are ethically-produced and from sustainable brands, the consumer creates opportunities for the women who make our clothing.

How to build a sustainable wardrobe with a limited budget?

There are ways of having a sustainable lifestyle (and closet) as well as buying clothes from sustainable brands. In fact, the less we consume, the more sustainable we really are. Here there are 3 ways in which each fashionista can be sustainable without having to worry about their budget.

  1. Reducir
    Una forma de reducir el desperdicio de tu clóset y vertedero es mediante el intercambio de ropa. Es una forma de acceder de manera sostenible al armario de otra persona y hacer mella de manera rápida. Independiente de la modalidad de organización y comunicación del evento (boca a boca, amigos cercanos o a través de redes sociales) si te unes a otros consumidores conscientes es probable que encuentres una o dos piezas de moda ética para agregar a tu armario.
  1. Reduce
    One way of reducing the amount of waste from your closet is by exchanging clothes. It is a way to access someone else’s wardrobe in a sustainable way and make a difference quickly. Regardless of how the exchange is communicated and organised (be it word of mouth, between friends or social networks), if you join in with other conscious consumers you are likely to find one or two pieces of ethically made fashion clothing to add to your wardrobe.

 

  1. Reutilizar
    Arrendar ropa se ha convertido no solo en una forma sostenible de disfrutar de “estilos rápidos”, sino que también se ha convertido en una forma de ganar unos pesos adicionales. El concepto de arriendo de moda ha recorrido un largo camino desde principios de la década de 2000. El emprendimiento Rock ´n Dress de la diseñadora Ángela Amunátegui ha sido pionero en esta área en Chile. Actualmente y a nivel global hay un arriendo de armarios a medida para cada estilo. Quiénes estén pensando en iniciar un proyecto de este tipo debieran incluir cajas de suscripción que ofrezcan un modelo rotativo de nuevos looks para usar una vez y devolver. Si vives en una metrópolis bulliciosa y congestionada es posible que tengas acceso a las aplicaciones de alquiler que usan mensajeros en bicicleta para recoger y dejar, ofreciendo una forma más ecológica de transporte de paquetes.
  1. Reuse
    Renting clothes has not only become a sustainable way of enjoying “quick styles”, but also a way to earn a bit of extra pocket money. The concept of clothes renting has come a long way since the 2000s. The Rock ‘n Dress venture belonging to designer Angela Amunategui has been a pioneer in this field in Chile. Currently and at a global level there are clothing rentals that are custom-made to each style. Whoever is contemplating starting up this kind of project might want to consider including a subscription box offering a rotary model of the newest looks, which can be worn once and then returned. If you live in a noisy city full of traffic then it’s possible to download apps that offer pick-up and drop-off delivery services by bike, offering more ecological solutions to deliveries.
  1. Reciclar
    Las compras de segunda mano también han evolucionado en las últimas décadas. Ya pasó el estigma de usar ropa usada. En la era digital hay un afán y deseo por encontrar piezas únicas, basta ver la curaduría de la chilena Fran Torres y su proyecto Slow Pieces. Si volvemos a Estados Unidos el minorista de moda rápida Nasty Gal era originalmente una tienda vintage en eBay antes de sucumbir a las expectativas de las partes interesadas y crear nuevos artículos. Hoy, aparecen nuevas aplicaciones y sitios web en nuestras pantallas que ofrecen colecciones seleccionadas de ropa “reciclada”. Y, según un informe de 2016, reciclar textiles ahorra a los países nórdicos 425 millones de libras de CO2 anualmente. Ahora, imagina: ¿qué tan altos serían esos números si todos practicáramos compras recicladas?
  1. Recycle
    Second-hand shopping has also evolved over the last few decades, and the days of stigmatisation around wearing used clothes is long over. In the digital era there is new zeal to discover unique clothing, we only have to look at the curatorship of Chilean Fran Torres and her project “Slow Pieces”. Taking another glimpse at USA, the fast fashion retailer Nasty Gal was originally a vintage shop on eBay before succumbing to stakeholder expectations by manufacturing its own new pieces of clothing. Today, more apps and websites are appearing on our screens offering select collections of recycled clothing. Furthermore, according to a 2016 report, recycling textiles saves Nordic countries 213,000 tonnes of CO2 annually. So, imagine how high these numbers would be if everyone was recycling their clothes?

Moda sostenible con un presupuesto

Las marcas sostenibles también deben participar en la conversación. Si bien todos podemos poner de nuestra parte para participar en una vida sostenible, en un mundo perfecto, las marcas sostenibles serían más accesibles para las masas. Proteger el medio ambiente es un esfuerzo colectivo. Es un hecho que las marcas sostenibles ya lideran la industria de la Moda Ética, pero el siguiente paso para ellas será encontrar nuevas formas de hacer prendas sostenibles para cada peldaño en la escala socioeconómica.

La moda sostenible no debería ser algo reservado para la élite, y dependerá de las marcas que ya comparten sus valores éticos participar en la conversación sobre la accesibilidad sostenible.

Sustainable fashion on a budget

Sustainable brands should also be contributing to the discussion. If we all did our part to lead sustainable lifestyles, in a perfect world, sustainable brands would be more accessible to the masses. Protecting the environment is a collective effort. It is true that sustainable brands already lead the ethical fashion industry, but the next step will be finding new ways to make sustainable clothing accessible to every step of the socioeconomic ladder.

Sustainable fashion should not be something reserved only for the elite, and it will depend on brands that already share their ethical values to take part in the discussion about sustainable accessibility.

Nota a la fecha de publicación:

Sin duda el Covid-19 ha afectado a la pequeña, mediana y gran industria de la moda. Frente a este panorama resulta particularmente interesante lo que ocurre con aquellas marcas de moda sostenible presentes en los países más afectados; la firma española MANGO por ejemplo, ha puesto en donación dos millones de mascarillas para paliar la escasez en varios hospitales de España. Si lo miramos desde la perspectiva de la ética empresarial, comprendemos que acciones como éstas indican que los esfuerzos generales de la industria de la moda, hoy están instalados en revisar el marketing interno de cada empresa con el objetivo de dejar de lado la comunicación orientada al consumo y fomentar un sentimiento de unión y comunidad.

 

Note at publication date:

Without a doubt, the Covid-19 has affected the small, medium and large fashion industries. With this going on at the forefront of our lives, it is particularly interesting to see what happens to sustainable fashion brands in countries that have been worst hit: the Spanish brand MANGO, for example, has donated 2 million masks in order to alleviate shortages in various hospitals in Spain. Considering this from an ethical business perspective, we can understand that actions such as these indicate that the internal marketing strategies of companies of the fashion industry today are not always orientated toward promoting consumerism, but rather to foster the feeling of union and community.